miércoles, 14 de noviembre de 2007

Ornette deslumbra A Coruña


Ayer tuve el privilegio de asistir a un acontecimiento absolutamente memorable, un concierto de nada menos que Orentte Coleman. El papá de Free Jazz aterrizó en A Coruña haciendo gala de la maestría y la clase que lo ha convertido en uno de los grandes genios de la música del siglo XX.

A priori, no sabía lo que me iba a encontrar, no he escuchado (todavía) su último disco, tras 10 años sin publicaciones, y que tantos halagos está recibiendo, Sound Grammar. Pero qué importa cuando uno va a ver a un hombre que ha innovado tanto en el jazz. Cuando vas a ver a alguien como Ornette, no puedes llevar ideas preconcebidas de lo que vas a escuchar porque te puede sorprender por donde menos te lo esperas. Por lo que lo ideal es ir totalmente dispuesto a encontrarte con cualquier cosa que se le ocurra hacer. Lo único que has de tener en cuenta es que te encuentras ante una figura de una grandeza absoluta y que asistirás a un trocito de la historia de la música. A uno de los pocos mitos vivientes del jazz, junto a Sonny Rollins, Wayne Shorter y poco más.

El concierto fue espectacular de principio a fin. En poco más de hora y cuarto Ornette dejó a su público completamente entregado a la magia de su música. Lo más sorprendente es que a sus 76 años, este incansablem innovador sigue marcando la batuta en el mundo del jazz, atreviéndose con una formación nada convencional: batería, dos contrabajos, bajo eléctrico y su saxofón que intercambió por momentos con su trompeta y su violín.

Ornette está en plena forma, con un sonido espectacular y una intuición impoluta tras el paso de los años. Ofreció un concierto variado coqueteando con la música clásica, el puro estilo free, groove e incluso por momentos recordó a la etapa del Miles de lo 70. Como no podía ser de otra manera, el blues marcó buena parte del repertorio, un blues con muchas raíces. Todo este colage, con una perspectiva absolutamente libre que dejó exhausto al auditorio.

La banda y el concepto que propone son absolutamente brillantes con texturas y sonidos que rozan lo supersónico, sonidos nuevos, sonidos desconocidos, en definitiva que Ornette juega con los cinco sentidos y ofrece un repertorio, en absoluto lineal o melódico, o yo que sé... es un espectáculo de sonidos, harmonías texturas, sugerencias. No puedo desribirlo, sólo adjuntar sensaciones.

En fin, tengo que agradecerle que me dejase entrar por un día en ese universo sonoro al que no tengo acceso cotidiano, y disfrutar de un cúmulo de sensaciones totalmente nuevas para mí.

He visto al Dios Ornette y eso siempre será para recordar.

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