viernes, 25 de enero de 2008

Cuando los grandes hablan...





El lanzamiento de este disco ha convulsionado al mundo del jazz y es que no es para menos. Estamos ante una verdadera obra maestra y eso no ocurre demasiado a menudo. Cuando uno se conecta a la gramática del sonido que nos propone Mr. Coleman, tiene desde el primer momento la impresión de estar ante una absoluta obra maestra, ante un clásico imprescindible, ante una música atemporal y eterna.
Este incansable innovador sigue abriendo camino, esta vez con una formación tan atípica como original, dos contrabajos, batería y el saxo, violín y trompeta de Ornette.
Sound Grammar es sin duda el acontecimiento musical del año y me atrevería a decir que del milenio. Leí no hace mucho una crítica sobre este álbum que lanzaba una pregunta al lector: ¿cuantas veces tiene uno , cuando escucha un disco, la impresión de estar ante una obra maestra? Creo que esta reflexión define perfectamente la sensación que produce escuchar este disco.
La propuesta de la gramática del sonido recoje de alguna manera toda la tradición jazzistica hasta nuestros días. En sus composiciones se pueden escuchar casi todas las vertientes estilísticas del jazz, desde el blues, hasta el free.
Es dificil calibrar la importancia que tiene este lanzamiento, porque es enorme, pero lo que sí es cierto es que es absolutamente admirable que el mismísimo Ornette Coleman siga marcando la pauta de la innovación en el siglo XXI.
Sound Grammar eclipsa sin duda todos los lanzamientos discográficos que haya podido haber este último año, es un disco que ya forma parte de la historia del jazz y que está entre los mejores trabajos de su autor. Para mí esto sólo es comparable a lo que supuso el lanzamiento de otro de los grandes, Wayne Shorter, cuando publicó "Footprints" ofreciendo una propuesta única con una banda de excepción, Danilo Pérez, John Patitucci y Brian Blade. Para mí, y eso significa una visión muy particular y muy parcial, estos dos discos son los discos de referencia del jazz del siglo XXI, junto a un tercero que para mí es la obra cumbre de la generación del jazz actual, "Next Step" de Kurt Rosenwinkel.
Shorter y Coleman no se prodigan mucho en cuanto a producción discográfica. Después de más de cuarenta años haciendo historia y dejándo tras de sí un puñado de obras maestras, no necesitan hacer más. Han adquirido la madurez suficiente como para saber que menos es más, y que sólo necesitan aparecer cuando tienen algo que decir. Pero lo grande es que cuando lo hacen reinventan la historia, y demuestran porqué son quien son, y el resto de los mortales solo podemos admirarlos y disfrutar de su música. Y es que cuando los grandes hablan...

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